jueves, 14 de abril de 2011

La choni que quiso ayudar


El culebrón del verano - cap. 2
Esta mujer con formación terciaria pero “bien choni” al decir popular local ha demostrado ser muy cuca (=”astuta”) y temerosa (no sólo de Dios) a la vez. Cuida mucho su imagen, no sólo la física, y por ello el trabajo sucio debe quedar en manos de otros. Siguiendo la moda, abre una página en Facebook (que no “perfil personal” aunque lo gestionan como tal) en el cual inicialmente pueden hacerse seguidores aboslutamente todos, para opinar, plantear quejas, etc. 

Los tradicionales círculos concéntricos de estómagos agradecidos forman una guardia pretoriana con diferentes niveles de argumentaciones y, a medida que se acercan las fechas electorales, comienza la censura. Los cafres de ocasión caen primero pero también demuestra que no soporta (léase en realidad, teme) la crítica contrastable. La podríamos imaginar tapándose los oídos, cerrando los ojos y gritando fuerte. Pero no, es peor aún. Es ya un pez gordo del PP valenciano. 

Aunque como todavía no ha ganado formalmente ninguna elección como cabeza de lista, se maneja de forma más precavida que Barberá y por ello quizás también se molesta fácilmente con las críticas. Si las encuestas se cumplen, el 22 de mayo puede darle su primera victoria electoral formal y tras ella se puede sospechar algún arrebato verborrágico de superioridad, al mejor estilo de como se interpreta “tener razón” en provincias.

Hasta que llegue ese momento, aún debe madurar su approach mediático para soportar reflectores que vayan más allá de un farolillo local de relativa cooptabilidad. (NdR: por fortuna, aún hay valiosas excepciones de independencia informativa en el territorio.)

En octubre de 2010 realiza una entrevista en el programa “Hablamos con...” de Telealicante, cadena televisiva local denominada anteriormente Canal 37, que en su momento recibía financiación de la Diputación provincial y que adquirió Angel Fenoll (uno de los más mentados en el caso Brugal, en el que está implicado un nutrido grupo de poíticos y empresarios alicantinos). De este canal al servicio del aparato provincial del PP, asumió la dirección Alberto Payá aquel verano. Payá condujo la entrevista y demostró su profesionalidad, que quizás quedó en demasiada evidencia ante la rigidez mediática de Sonia Castedo en un plató.

La entrevista parecía por momentos una más de las hechas a un jugador de fútbol, en donde el periodista de turno suelta una parrafada infernal llena de aserciones y cierra con una pregunta biunívoca. Y al entrevistado le queda poco más que decir “sí, claro” o “no, claro” y alguna frase adicional de redondeo. 

Cabe destacar que en política también se ha aplicado, y mucho, este modelo de entrevista condicionada y auto-complaciente. Y en ésta, programada cuando más arreciaban las “malas lenguas” con las (posibles) vinculaciones de la Castedo con tramas de prevaricación como las vinculadas al constructor Ortiz y concursos municipales, la lucense se arrellanó en la poltrona de plató y, de forma relajada, lanzó algunas previsiones que con el tiempo le fueron desmontando desde Valencia. (fin 2º capítulo; cap. 1: "La rubia que no quiere ron"; cap. 3: “Lo que diga el jefe”)
Fanelli

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